Oh Dios, si, decirlo con todas vuestras fuerzas y lapidadme cincuenta veces, suena a cliché que te cagas, pero es completamente cierto y el que diga lo contrario miente y todos lo sabéis.
Todos y cada uno de nosotros tiene una banda sonora de su vida, canciones de épocas pasadas, épocas actuales, tiempos mejores, tiempos peores, pero a cada momento de nuestra vida podemos asociarle una canción. No, no podemos asociarle una canción, es la propia canción la que se asocia al momento de forma inconsciente en nuestra mente.
Cada palabra de una profunda letra, cada acorde, cada mínima e insignificante nota queda arraigada en nuestro cerebro asociada a ese momento en el que lloras por haber perdido a algún ser querido, ese momento en el que sonríes por estar con la persona que mas quieres en el mundo, ese instante en el que sientes que la ira te corrompe por dentro o el más sosegado mientras disfrutas del atardecer con el leve arrullo del viento y las olas. Y todo independientemente de si estamos escuchando música en ese momento, nuestra mente hace el trabajo por nosotros. Así de increíble es el ser humano. E incongruente en muchos otros, pero este no es el caso.
Pensad objetivamente. Todo el mundo hemos cantado en la ducha. Menuda estupidez diréis algunos. ¿Y qué haríais si no? ¿Ver la televisión? Seguro que no. La música nos acompaña hasta en nuestros momentos más íntimos. La música surge en nuestros corazones, e incluso nos ayuda a expresarnos cuando las palabras son inútiles.
Eso es la música, puro sentimiento, y como tal, la vida no sería nada sin ella.
La cancion que me ha inspirado para escribir estas palabras ha sido Other Side Of The World de KT Tunstall
Mariana, se que esta foto te va a encantar.
